Este es ejercicio de académico de los alumnos de Tercer Semestre de Comunicación Social para la Paz

 



LA CULTURA SKIN, MÁS ALLÁ DE LA APARIENCIA

(Por Dixie Velasco y Pedro Pablo Romero)

No son racistas ni fascistas, por el contrario, buscan la igualdad racial y oportunidades para la clase trabajadora. Ésta es la realidad ideológica de los Skinhead, una cultura juvenil que hace parte de nuestra sociedad y además, del sector de Chapinero, escenario de sus reuniones.

Un Skin se caracteriza por su pensamiento, por su estética y por su género musical: el Oi! y el Ska, con el cual expresan su inconformidad social. Viste con botas, pantalón arremangado, tirantas y chaquetas, todo en analogía a la clase obrera. Además, es amante del fútbol y la cerveza. Su principal símbolo de identidad es la cabeza rapada. “Rapándome pongo al descubierto mi universo mental y me da un sentido de disciplina y gusto estético” comenta un integrante del grupo. A parte de la simbología  física comparte prácticas como las marchas antitaurinas porque defiende la vida del animal como la de cualquier ser vivo; las manifestaciones en contra de las drogas porque defienden el respeto así mismo, y las del trabajo como reconocimiento a la labor obrera.

La historia Skinhead

A finales de los años sesenta en Inglaterra, los Skinhead fueron conocidos como tal en los barrios de las ciudades industriales por defender el trabajo obrero. Violencia y vandalismo fueron desde el comienzo sus características, por tal motivo empezarían a ser catalogados por la prensa, la opinión pública y  la ley como enemigos de la sociedad, creando así un errado imaginario del grupo. Algunos partidos políticos como el Frente Nacional Inglés los tildaron de fascistas pero frente a esta visión se creó en Estados Unidos un movimiento denominado S.H.A.R.P  (Skinhead en contra de los prejuicios raciales, 1988), que busca dar  a conocer al mundo la realidad del Skinhead.

Esta organización aparece en Bogotá  alrededor de 1992, para pelear contra cualquier movimiento fascista. La plaza de Lourdes fue su primer escenario, allí duraron muchos años, sin embargo, continuos problemas los obligaron a salir de este sitio y a reubicarse en lo que hoy es  su nuevo lugar de reunión, la Calle 60 con Carrera 7ª. “ Nos sentimos bien aquí, no nos gusta el centro, el sur,  ni el norte, Chapinero es nuestra casa por ser un barrio patrimonial y simbólico, además, es un lugar de encuentro entre personas de diferentes grupos sociales” opina Kini, un antiguo integrante de la S.H.A.R.P.

En Chapinero se encuentran alrededor de 50 jóvenes que pertenecen al grupo de los Skinhead,  las edades implicadas en este movimiento son entre 16 y 25 años y entre sus actividades, además de las que realizan  en grupo, están las de trabajar, estudiar, hacer deporte y compartir con su familia. Kini comenta que se hizo Skin porque le gustaba la imagen agresiva y violenta, además, no tenía una identidad definida. “Con el tiempo me di cuenta que era lo mío, me enseñó a respetar a mi familia, a pensar siempre en estudiar, trabajar y servirle a la sociedad, por eso me siento orgulloso de ser Skinhead”, relata.

No obstante el hecho de pertenecer al grupo ya los marca en la sociedad, ya que son un colectivo que genera opiniones, inquietudes, controversia y temor. Algunos habitantes de Chapinero los consideran como  rebeldes, delincuentes y violentos por la manera  “antisocial” e informal de vestir y por  los frecuentes enfrentamientos de los que han sido protagonistas. Ante esto, “Gafas”, otro integrante  del movimiento afirma: “antes de criticar se debe conocer, nosotros tenemos las puertas abiertas para cualquiera que quiera saber de nosotros”, en cuanto a la violencia agrega que es lícita cuando se emplea por un ideal que la justifique.

Otra parte de la comunidad piensa algo diferente: “los distingo pero no me interesa hablar de ellos, ya que no me han hecho nunca nada”, comenta un vecino del sector, quien además, afirma que no los considera enemigos de la sociedad.

Frente al conflicto social entre identidades y personas con apariencia común, el Antropólogo Fernando Cuevas señala que “el rechazo de la sociedad ante algunas identidades juveniles, como la Skinhead, se debe, en gran medida, a que las personas están acostumbradas a tener una visión binaria del mundo y se niegan a aceptar algo fuera de lo común, es un problema de tradición”. Para nadie es un secreto que este grupo inspira miedo, precisamente por la desinformación que se tiene y para llegar a entenderlos es importante conocer que hay más allá de su apariencia para después apoyarlos o rechazarlos, ya que este movimiento, bueno o malo, hace parte de la sociedad.

Los Skinhead buscaron desde el comienzo ganar respeto, sin embargo, lo que consiguieron fue el miedo por parte de la gente. Hoy media Bogotá los odia y la otra media los evita, eso es precisamente lo que ellos quieren cambiar.


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