Este es ejercicio de académico de los alumnos de Tercer Semestre de Comunicación Social para la Paz |
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CAMBIEMOS LOS MINUTOS DE SILENCIO, POR GRITOS DE GOL (Keopasty Andrés Magry Gordillo) |
“El fútbol es el
espectáculo más grande del mundo, de eso no tengo la menor duda. No hay mayor
sensación que la de estar corriendo en la cancha anotando un gol”, dijo en
una oportunidad Gianluca Vialli, ex jugador de Italia, quien describe cómo el fútbol
despierta en millones de personas emociones y sentimientos de euforia y
pasión que ningún otro deporte logra. Esto hace que miles de aficionados se
agolpen en los estadios del mundo a ver a sus equipos del alma, y su masiva
asistencia facilitó la conformación
de las hoy conocidas "Barras Bravas".
Su origen en el mundo se
remonta a los años 60’s y en Colombia han crecido vertiginosamente desde la década
del noventa. Wilson Díaz, redactor deportivo del diario "El
Colombiano" evoca con especial interés el primer gran enfrentamiento entre
hinchas que se produjo el 26 de Abril de 1989 en el partido entre Millonarios y
Nacional que dio al equipo antioqueño el paso a semifinales de Copa
Libertadores, en medio de un polémico 1 - 1 y varias fallas arbitrales.
“Recuerdo que Millos
tenía la nómina para ser campeón y la ilusión era muy grande, pero en los días
previos los ánimos se fueron calentando en la afición y al terminarse el
partido la ira se apoderó de muchos hinchas que se agredieron con palos,
botellas y hasta cuchillos a la salida del Campín”, dijo Antonio López quien
presenció, como aficionado, este lamentable hecho.
En ese entonces las
medidas de las autoridades encargadas de la seguridad en el estadio y sus
alrededores eran muy limitadas, lo que hizo inminente el enfrentamiento y de allí
se dio el primer paso hacia la organización estable de las "Barras
Bravas" en el país.
Los conocidos disturbios
en las inmediaciones del estadio Nemesio Camacho, “El Campín”, se fueron
tornando peligrosos y frecuentes, lo que ha perjudicado durante los últimos
diez años las viviendas, los locales comerciales y la seguridad del
sector de Chapinero. “En dos oportunidades han roto los vidrios de mi casa por
peleas entre hinchas”, asegura Wilson Rodríguez, quien vive a 500 metros del
estadio.
Las constantes
situaciones de violencia generaron la creación de proyectos de convivencia. Es
así como en la actualidad está en marcha el programa Goles en paz, que
mediante diálogos previos a los partidos, ha logrado establecer acuerdos entre
los lideres de las principales barras y las autoridades, lo que ha permitido
disminuir los enfrentamientos de forma notable dentro y fuera del estadio
capitalino.
Sin embargo, los medios
de comunicación han hecho mayores seguimientos a las situaciones de violencia y
dejan en un segundo plano los
avances que se hacen en materia de convivencia y paz en torno al fútbol e
incluso, un sector del periodismo deportivo ha sido uno de los grandes actores
que durante la última década se ha encargado de incitar a la violencia en este
deporte, pues hay comunicadores y periodistas que a través de sus espacios en
los medios divulgan informaciones y opiniones
intencionadas que van caldeando los ánimos en las barras y el aficionado
común antes y durante los compromisos deportivos.
Sin ir muy lejos, la
prensa nacional acostumbra a titular y usar en sus artículos términos como
“El bombardero”, “La artillería”, “La pelea por el título”, “El
matador”, “El misil” y un sinnúmero de sobrenombres y palabras extraídas
de un típico argot bélico que tiende a asemejar un partido de fútbol con una
batalla campal o una guerra.
De igual forma, la
televisión y la radio utilizan una jerga de “combate guerrerista”, que si
bien es cierto logra presentar de forma sugestiva y atractiva los hechos que se
dan en el terreno de juego y lleva
implícito un mensaje agresivo que afecta los comportamientos de los hinchas.
Por otro lado, hay un uso
exagerado de la subjetividad y el regionalismo por parte de los periodistas,
pues en los clásicos entre equipos bogotanos, paisas y caleños, se incita a
que cada afición demuestre qué región es mejor que otra dentro y fuera del
terreno de juego, lo que se ve reflejado en los cánticos, las agresiones
verbales entre barras y los graffiti que inundan la ciudad.
La subjetividad que
maneja un sector del periodismo se observa en aquellos cronistas y comentaristas
deportivos que repentinamente cambian las opiniones de un jugador o técnico. Es
así como para muchos periodistas antioqueños, por ejemplo, Miguel Calero pasó
de ser el payaso del Cali al “Show Man Calero” en Nacional, y de igual forma
cuando algunos técnicos se van a dirigir equipos de otras regiones pasan de ser
“ grandes estrategas” a ser hombres “ mañosos y mediocres”.
De igual manera “es
importante reconocer que para muchos jóvenes las barras bravas son grupos que
les ofrecen aceptación y les otorgan un reconocimiento social que les ayuda a
redefinir su identidad y personalidad” afirma el sociólogo Mauricio Cárdenas.
Sin embargo, los jóvenes
tienen una enorme responsabilidad pues han defendido sus ideologías y
preferencias con agresividad y han llegado a cometer vandalismo.
Así la afición e incluso
los líderes de las propias barras capitalinas reconocen que se han desviado los
objetivos de constante acompañamiento y apoyo a los equipos. Se ha pasado a una
continua agresión física y verbal hacia las instituciones y los barristas
contrarios.
Así mismo, los programas
de paz creados deben tomar mayor fuerza y un constante apoyo por parte de los
involucrados en el conflicto, pues el camino educativo debe continuar siendo el
primero a seguir como solución para
no combatir la violencia con represión y más violencia.
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