Este es ejercicio de académico de los alumnos de Tercer Semestre de Comunicación Social para la Paz |
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ILUSIONES DE PAPEL (Por Marco Andrés Osuna Vargas) |
¿Sabía
usted que Colombia es uno de los países con la población más joven de Sudamérica?.
Según el Departamento Administrativo de Bienestar Social, el 45% de sus
habitantes esta conformado por menores de 18 años, quienes constituyen el
grueso de los futuros ciudadanos de nuestro país. Sin embargo, es también uno
de los países donde las posibilidades de estudio son más limitadas para sus
habitantes. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, actualmente no asisten a
la escuela más de 1,6 millones de niños.
Específicamente,
el 14,9% de la población desescolarizada que reside en el entorno urbano de
Chapinero, carece de la oportunidad o del medio para recibir la educación que
por derecho y ley merece. Más preocupante es aún, que el 7,3% deserta
totalmente del estudio para desempeñar actividades de comercio informal en un
ambiente callejero que los expone a peligros, vicios e incertidumbre.
Estudios
indican que esta problemática social se agudiza en los grupos que habitan en el
espacio marginado de la localidad. A Chapinero pertenecen más de 22 barrios
entre legales e ilegales y la mayoría de ellos en medio de un entorno hostil,
violento y muchas veces perturbador. Un ambiente conflictivo, donde la niñez
asimila y reproduce la violencia con la que convive; donde se carece de espacios
lúdicos que posibiliten a la infancia su libre ejercicio del derecho a la
recreación y deporte; y en donde las Juntas de Acción Comunal reclaman apoyo
institucional para desarrollar proyectos que incrementen la participación
ciudadana en la comunidad.
Los niños de estos barrios son la población más afectada, la mayoría no tiene acceso a los procesos educativos que se desarrollan en la zona. La Secretaría de Educación y la Alcaldía Mayor, tienen gran responsabilidad en esto. Según María Nelly Bejarano, presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Juan XXIII, muchos de los Centros Educativos Distritales que funcionan en la comunidad, han tenido que cerrar por la falta de apoyo económico de las instituciones anteriormente nombradas. Es el caso particular de la comunidad a la que ella representa, que a principios de este año, debió cerrar las puertas de su escuela al servicio de la comunidad. Muchos niños, entre 5 y 10 años de edad perdieron su posibilidad de estudiar, otros pocos fueron enviados a la Escuela Nueva Granada, un centro educativo más pequeño y limitado que el anterior, para intentar continuar con sus procesos académicos.
Frente
a la incapacidad para crear
espacios educativos efectivos que integren a los niños con el medio escolar,
las Juntas de Acción Comunal han tomado la iniciativa para crear sitios de
encuentro, donde se puedan realizar proyectos que integren a la comunidad
infantil.
Sin
embargo, estas intenciones enfrentan una dificultad enorme: la planeación de
los proyectos es corta y espontánea. El tiempo presupuestado de duración es
apenas de tres meses, luego pierden totalmente su funcionalidad, y la
expectativa que generó en la comunidad se desvanece con ellos.
“Definitivamente, no hay continuidad ni proyectos ambiciosos. Los talleres que
pretenden ocupar constructivamente el tiempo libre de los jóvenes
desescolarizados, no son serios, planificados ni consecuentes, y aunque son
proyectos atractivos que despiertan interés en la comunidad juvenil, no reciben
un apoyo comprometido por parte de la Alcaldía Mayor, la Alcaldía Local o el
ICBF”, agregó Maria Nelly Bejarano.
La
realidad de los barrios no legalizados es mucho más cruda. Al no estar
oficialmente inscritos, se encuentran impedidos para obtener el apoyo económico
que les permita desarrollar proyectos al interior de su comunidad. La niñez
desescolarizada, recae entonces en el medio urbano más inmediato: la calle,
porque no encuentran ningún espacio constituido que les permita educarse y
formarse integralmente. Como producto de esta situación, la juventud se
refugia en la delincuencia común.
Pese
a la realización de labores sociales, que involucran a la comunidad de
Chapinero, la iglesia no tiene planes reales o proyectos sociales, que
involucren directamente a los niños desescolarizados. Igualmente, la iglesia
denuncia la falta de sensibilidad social, para comprometerse con esta problemática
infantil. “La ayuda que presta la iglesia es insuficiente, para los miles de
casos que día a día aparecen en la comunidad y que dolorosamente afectan a los
miembros más vulnerables de la sociedad: los niños”, según fray Fernando Piña
O.P., párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá.
El
grupo de planeación, participación y desarrollo local de la Alcaldía de
Chapinero, ha puesto en marcha para el presente año, dos proyectos que
pretenden beneficiar a la población infantil del sector. El primero de ellos,
“Protagonista: La Familia”, promueve programas educativos y de prevención
del consumo de sustancias psicoactivas; a su vez intenta fomentar conductas
solidarias, amables y formas de resolución pacífica de conflictos
al interior de la familia. El segundo, “Escuela Saludable”, suscita
jornadas de Salud Oral y Mental, con el fin de formar ambientes y entornos
saludables que creen hábitos positivos en los infantes.
Aunque
estos proyectos parezcan viables, productivos y ambiciosos sobre el papel; la
realidad que los acompaña es otra muy distinta. El proyecto “Protagonista: La
Familia”, por ejemplo, cuenta con un presupuesto de $61.776.000,
proporcionados por el Fondo de Desarrollo Local. Aporte que no alcanza para
cumplir la finalidad del proyecto, y solo permite trabajar 13 jornadas en 5
meses y únicamente beneficia a 5 Colegios Distritales de la zona. En similar
situación está el programa “Escuela Saludable”, ya que el presupuesto
dedicado por la Secretaria de Salud y la Alcaldía Local,
bajó en un 40% para el 2003. “Si
el apoyo económico fuera más comprometido, podríamos hacer más por los niños
de localidad, hay miles de programas y proyectos pero no hay fondos para
ejecutarlos”, son las palabras de Maria Eugenia Bustillo, creadora del
programa Escuela Saludable.
La
educación para los niños de la localidad de Chapinero se ha convertido en un
teatro que se ve, pero en el cual no se participa, y en un proceso limitado y
exclusivo que beneficia a muy pocos afortunados. Es innegable que para el futuro
de la sociedad lo más importante son los niños, y puede afirmarse que la
garantía del desarrollo individual y colectivo depende del bienestar y progreso
que se les brinde. Es de tenerse en cuenta, además, que cualquier programa que
busque como meta, el desarrollo de la infancia debe contar con un suelo
propicio: el compromiso y la responsabilidad económica y humana de las
instituciones en su realización. De lo contrario; ¿Qué futuro les espera?
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