Este es ejercicio de académico de los alumnos de Tercer Semestre de Comunicación Social para la Paz

 



 

 LA VIDA: TODO UN ARTE

(Por Angie Bernal, Ruth Carreño, Daniel Nieto, Alejandro Bayona, Mariana Pautt e Isabel  Moya)

La adrenalina envuelta en ropas de colores al contraste de las máscaras. Noche tras noche las vidas de personajes entran a cuerpos, se apoderan con propiedad de sentimientos hasta que el público vibra emocionado y la función termina encantada por los aplausos de niños, jóvenes y adultos. La escena es la vida de artistas como Sergio González, director de la corporación de Teatro Acto Latino quien afirma, “el teatro es el arte más completo de todos porque comprende dentro de sí a todas las artes”.

 “El nivel cultural de una nación se ve reflejado en la calidad de sus manifestaciones artísticas y en el reconocimiento que el pueblo le da a estas”, manifiesta José Luis Montañés, músico, pintor y escultor. Sin embargo, en Colombia la relación entre las personas y el arte se encuentra en decadencia por la crisis socio-económica que no permite evolucionar los centros y espacios culturales, y por la deficiente educación que se tiene acerca de las artes. Estos son algunos de los problemas a los que deben enfrentarse los artistas, los teatros y las corporaciones artísticas.

Y es que a pesar de que los artistas encuentran en el arte la mejor forma para vivir la vida, tanto veteranos como jóvenes se enfrentan con obstáculos que evitan aprovechar al máximo su talento y compartirlo con su público.

Los que apenas comienzan... y los que se extinguen

Hacer parte de una generación en la que el arte no es una de las prioridades en la formación integral de las personas, es una situación difícil de cambiar; demostrar que se tiene talento y que éste se asume como un trabajo y un estilo de vida es una de las dificultades a la que se enfrentan los jóvenes.

Todo trabajo tiene una exigencia y éste no es la excepción: estudiar, capacitarse y formarse es necesario para desenvolverse en el medio, la opinión de las personas es decisiva para un artista porque él se debe a su público y a la crítica. David, un joven integrante del grupo de teatro Katarsis afirma que “así como hay personas que nos mal interpretan, hay quienes nos apoyan y así mismo nos exigen resultados personales y artísticos que nos permiten crecer”.

Empezar, evolucionar y no dejarse morir en el medio es una lucha que libran tanto los más jóvenes que traen renovación, imaginación y creatividad como los adultos que aún con toda su experiencia deben competir con las siliconas y los reality show para mantenerse vigentes en su profesión.

Estos artistas que han muerto en el recuerdo, y una época de oro que se desvanece a diario con la pugna que mantiene para sostenerse, siguen buscando la forma de no dejar perder estos espacios culturales y una de sus ayudas para esta  lucha es la casa del artista, dirigida por María Eugenia Penagos. Es un lugar que asiste a 20 artistas de los cuales 9 viven en este hogar ubicado en los cerros de Chapinero, actores dispuestos a demostrar por medio de diferentes manifestaciones, no sólo artísticas sino también de resistencia, que aún son parte de esta sociedad y que anhelan un reconocimiento ya no tanto de artistas pero si de seres humanos que también hacen parte de la realidad del país.

El arte también tiene su rebusque

Los teatros no pueden escaparse a la difícil situación económica que se  vive diariamente, han tenido que recurrir a diferentes alternativas que les permitan mantener el establecimiento en buenas condiciones y con obras que sean de calidad.

Una de estas opciones de nueva economía del teatro es la de convertir el área en un restaurante o un café antes de la obra, donde el espectáculo central será la representación artística programada, “el costo de vida y la crisis económica son factores que perjudican los ingresos a estos lugares” afirma Jaime de Bedout consejero cultural y copropietario del Teatro Caldas.

Una obra de teatro tiene muchos gastos por asumir: la escenografía, el vestuario y los actores, entre otros, por esto mismo casas de arte como Ditirambo, encontraron una manera novedosa de mantener su sala y seguir presentando obras de alto nivel artístico.

Rodrigo Rodríguez, director de la casa teatral Ditirambo, interesado en mejorar su economía, decidió adecuar el sistema económico del trueque, basado en el intercambio de útiles de aseo y alimentos por el ingreso a la obra, que aunque no es una situación muy cómoda y normal tanto para los asistentes como para los actores, son posturas que se han asumido y que funcionan muy bien. Mientras Liliana Rueda, estudiante de sicología afirma que “el acoplamiento de este plan económico es de gran importancia porque de esta forma se puede culturizar una mayor cantidad de población“, por el contrario Paola Jiménez comenta “no me imagino llegando a un teatro con una escoba o con una caja de puntillas para ver “Juanito y las habichuelas”, es decir, prefiero pagar el precio de la entrada en vez de hacer el oso”; las opiniones al respecto se encuentran divididas, sin embargo, al momento de buscar mantenerse, cada uno crea su estrategia.

Y el apoyo

Para explotar todo el talento de los niños, jóvenes y adultos mediante formas de expresión en el ámbito artístico, esta comunidad de artesanos de historias y realidades tienen un espacio gracias a las Salas Concertadas, como se les conoce hoy a las aulas teatrales de Bogotá que pertenecen a este convenio. Chapinero cuenta con 15 teatros que pertenecen a este acuerdo y que pretende desarrollar y promover espacios de convivencia entre los artistas y su público.

Por medio de éste convenio, asumido por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT), se han logrado implementar talleres de formación integral en el campo artístico, que le permite a los jóvenes pertenecer a éstos, encontrándolos como una alternativa de vida, explotando su talento, utilizándolo como herramienta de expresión de todo lo que le ocurre o hace parte de su mundo, y que quiere compartirlo con el público que aprecia su pericia.

Ahora, la difícil tarea es convocar a los habitantes o población flotante de Chapinero para que conozcan, disfruten y hagan parte de estos espacios culturales que se crean para que la comunidad pueda tener una forma de vida diferente donde sea posible entretenerse, aprender y crear un sentido de pertenencia, en el que se puede apreciar el talento de los actores y la calidad de teatro que existe en la localidad, convirtiéndose en un plan que permita integrar al núcleo familiar y de amigos en otro ambiente, con la ventaja de que no es necesario ir muy lejos para encontrarlo; espacios que no se deben dejar morir por falta de conocimiento al respecto y  talentos que están latentes esperando por un público que los mantenga y los recuerde por su actuación y sus grandes habilidades.


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