Este es ejercicio de académico de los alumnos de Tercer Semestre de Comunicación Social para la Paz

 



TÍA: 63 AÑOS DE HISTORIA

(Por Bryan Oswaldo Alfonso)

Tradición, variedad y popularidad son características que identifican a uno de los almacenes más representativos de la localidad y la capital colombiana desde 1940.  El Tía, sin perder su labor social y esencia, se ha podido mantener hasta ahora como un símbolo para los bogotanos, mientras que librerías y teatros han sido cerrados y derrumbados para dar origen a la construcción de un comercio más amplio y moderno.

Cuando este almacén abrió sus puertas al público en la década de los 40s, generó gran impacto en los capitalinos por ser una nueva alternativa a la hora de comprar, ya que ofrecía en el mismo lugar gran variedad de productos para uso y consumo, opacando las ventas de pequeños espacios característicos de la época como graneros y tiendas, entre otros.

Con el paso del tiempo y en consecuencia a la gran acogida que tuvo este almacén, sus fundadores vieron la necesidad de abrir progresivamente 10 nuevas sucursales en los barrios más populares de Bogotá creando así los lazos de familiaridad y afecto entre quienes vendían y compraban.

Más adelante, la firma hizo presencia en las principales ciudades, dando como resultado 21 almacenes en el país. El firme propósito del Tía fue estar más cerca de las personas y poder de esta forma aumentar sus ventas. Sin embargo, esta expansión dio resultados al inicio, pero luego cambió debido a fuerzas comerciales que empezarían a surgir en el país.

Nuevos supermercados con mayor infraestructura y modernización entraron a competir y generaron un colapso económico al Tía. Para solucionar el problema, se crearon drásticas estrategias de mercado como promociones dos por uno, y rebajas notables en sus precios, teniendo como resultado el apoyo de clientes estables pero sintiendo el olvido de la gran mayoría.

A pesar de esta situación el almacén conservó la forma de atender y distribuir de 1940, hecho que generó problemas a finales de los 80s y principios de los 90s, por la aparición de centros comerciales con más de tres niveles, escaleras eléctricas, ascensores, modernos estantes y censores para controlar los hurtos.

Sin embargo, el Tía mantuvo su tradición y en sucursales como la de Chapinero pareciera que se hubiera detenido el tiempo, pues conserva su sistema de góndolas para ofrecer sus artículos, cajeros en medio de los corredores, registradoras antiguas, piso en granito blanco, grandes ventanales en la fachada, su logotipo en letras rojas con fondo azul oscuro y música suave.

A pesar de las dificultades económicas el Tía ha sido generador de empleo a lo largo de estas décadas. En el 2002, la firma dio trabajo a más de 800 personas en todo el país, en su mayoría mujeres, en cargos que van desde el aseo hasta la misma administradora pasando por cajeras y asistentes, mientras que los hombres están a cargo de la vigilancia.

Pero ¿cuál es el impacto que produce este almacén hoy día? Se recogieron opiniones de personas entre 45 y 70 años y se encontraron respuestas divididas, mientras Blanca de Fernández y Martha Bastidas opinan que “es bueno por lo económico, la variedad y los recursos que traen de épocas pasadas”, todo lo contrario dicen Olga Umaña y José Barco, “el servicio ha empeorado, no hay quien oriente, ya no tiene paciencia y además toca recorrer todo el almacén para conseguir lo que uno quiere”. Sin embargo tanto seguidores como opositores llegan a un mismo punto: sería una pena que el Tía llegara a un cierre y se perdiera uno de los símbolos del sector.


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