Este es ejercicio de académico de los alumnos de Tercer Semestre de Comunicación Social para la Paz

 



LA MORDAZA DEL MEDIO

(Por Angélica Vesga)

 “No queremos más muertos, no deseamos escuchar más amenazas, ni atentados, no queremos convertirnos en “noticias de última hora”. Todavía es tiempo de reaccionar antes que sea demasiado tarde”

Luis Fernández

  Diariamente en el ejercicio de su profesión, muchos periodistas han sentido la mirada inquisidora sobre sus espaldas cuando escriben un artículo o presentan una nota, que de alguna manera afecta al gobierno, a las fuerzas militares, a las guerrillas, a los paramilitares o al narcotráfico.

La libertad de prensa se encuentra censurada y restringida. Tras un gran número de atentados contra ésta, para nadie es desconocido que estamos atravesando por una de las épocas más graves para el libre desarrollo de la prensa. En los últimos quince años más de 150 periodistas han sido asesinados; y en el último semestre, alrededor de cincuenta periodistas fueron víctimas de amenazas, once han sufrido retenciones y diez abandonaron el país, según datos de la SIP (Sociedad Iberoamericana de prensa).

Por estas razones se ha producido un miedo generalizado que se ha traducido en la autocensura. Se escribe y se habla desde el temor, por lo cual la información pierde legitimidad, se omiten datos, se especula, en otras palabras, se desinforma. Sin embargo, no se puede culpar al periodista como tal, pues este enfrenta una profesión “Kamikaze” donde comunicar implica un enorme riesgo, esto lo confirman nuestros comunicadores amenazados, secuestrados y muertos.

El micrófono es de dos

Cuando un periodista es amenazado la sociedad se ve afectada. No se puede aislar al pueblo de la libertad de prensa. Acaso,         ¿nunca vemos noticieros, jamás oímos radio y ni una sola vez en la vida hemos leído periódicos? Somos una sociedad mediática que consume lo que se le presenta y de acuerdo con ello actua.  Ahora, si lo que se nos presenta a través de los medios no es veraz, ni objetivo y tiene un trasfondo descontextualizado y censurado, resultado del miedo y de la falta de preparación. No se nos permite construir una visión amplia de la realidad que modifique nuestro diario vivir, cambie nuestras percepciones y pensamientos. Y aun así, ¿seguimos inmunes ante la realidad de nuestra prensa?

La libertad de prensa no es un derecho que sólo cobija al periodista en su oficio de informar, también toca a cada individuo, pues él tiene el derecho a la información y no cualquiera, sino a la que es libre y justa.

Por tal razón,como lo comenta Oscar Domínguez, columnista, reportero y director de Colprensa “el verdadero aliado de un periodista es su lector, su radioescucha o su televidente. En la medida en que la población exija su derecho, se convierte en aliado. Al hacerlo está aportando a la regulación del medio: hace que éste reconozca la importancia y responsabilidad que implica informarle a la sociedad. Por lo tanto el periodista no puede salir, como comúnmente se dice, con -un chorro de babas- y por otro lado, esta exigencia o crítica se convierte en el contrapeso de quienes atentan contra la libre prensa, al encontrarse frente a medios fortalecidos y respaldados por la sociedad".

Si la principal función del periodismo como bien lo expresa Javier Darío Restrepo, defensor del Lector del diario el Colombiano, es “Prestarle un servicio a la sociedad, ser el antipoder, es decir equilibrar el poder, por lo tanto también es una voz para fiscalizar y un canal para potenciar la voz de la sociedad”,  la comunidad debe velar por el cumplimiento de esta labor, y no permanecer vendada mientras la prensa está amordazada.

Aunque ya se han dado pequeños pasos, lo que se necesita es apoyo. Los defensores del lector brindan un acercamiento por medio del cual la sociedad puede hacer valer su derecho a la información, son estos defensores quienes representan a la audiencia y exigen una información completa, objetiva y veraz.

Ya han sido realizados acuerdos de regulación de la información donde participan los medios, las facultades de comunicación social y representantes de la sociedad; por ejemplo en 1999 se firmó el “ Acuerdo por la discreción” impulsado por la Universidad de la Sabana, en el cual los diferentes medios se comprometiron a crear sus propios códigos éticos en medio de un ambiente de constantes ataques contra la libertad de prensa, donde tiene suma importancia el no ceder ante cualquier actor de los atentados contra la prensa. Pero se hace necesaria la participación de los ciudadanos; si estos no regulan y no opinan sobre el actuar del medio, el esfuerzo es en vano.

A quitar la mordaza

También es cierto que no solamente la sociedad debe ayudar al periodismo, el mismo medio debe hacerlo. Cuando se juega con palabras y con herramientas que producen significado, hay que tener cuidado, pues se puede caer en muchos errores y trampas, de allí que es necesaria una preparación y analizar a quién se le entrega la pluma y el micrófono.

Fernando Alonso Rozo, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), señala que el periodismo es amenazado por causa de la desinformación, cuando lo que se comunica carece de contexto, causas, consecuencias y del hecho como tal, se pierde todo el sentido de la información y sobre este flanco vulnerable es donde actúa la manipulación y la restricción a la libertad de prensa.

Si se quiere una prensa libre es necesaria la preparación del periodista, que éste conozca y entienda lo que dice, que sea consciente de la responsabilidad que tiene con la sociedad y sobre todo del compromiso ético que asume. Es por esto que un periodista debe saber manejar situaciones, conocer la historia, entender el contexto. Tiene que hurgar en los fenómenos complejos y comprender el alcance de las palabras, para develar lo que está oculto y propiciar una información de mayor calidad y racionalidad.

Para transformar ese panorama “kamikaze” de la prensa y ejercer una verdadera libertad, se necesita aprender a ver y a hablar, a denunciar abusos tanto de los medios como de la sociedad. Los periodistas y el pueblo deben velar por la voz de todos. No podemos continuar secuestrados, unos con una venda y otros amordazados bajo la indiferencia, sin que nadie exija y aplique la justicia. Ya es hora de un cambio, no necesitamos más muertos, amenazas, ni atentados.

Al cierre de esta edición dos periodistas más se sumaron a lista de comunicadores asesinados en Colombia; el primero, Guillermo Bravo director del programa Hechos y Cifras que se transmitía por el canal regional Alpevisión de la ciudad de Neiva, el segundo, Jaime Rengifo director y locutor de la Radio Revista Periodistas en Acción que es transmitida por Radio Olímpica de Maicao, Guajira. 


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